¿Qué es el Temperamento? ¿Cómo Afectan los Esquemas a Nuestro Temperamento?

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¿Qué es el Temperamento?

El temperamento es un rasgo innato del carácter y la personalidad que determina cómo reacciona una persona ante lo que sucede a su alrededor. Estos rasgos dan lugar a tendencias conductuales características que distinguen a una persona de otras.

El temperamento es una combinación de muchos rasgos de comportamiento diferentes, como la sociabilidad, la emoción y la decisión, por lo que es multidimensional. Cada rasgo de comportamiento está presente en todos nosotros en diferente medida, y la combinación de estos rasgos en diferentes proporciones da como resultado temperamentos únicos y personas únicas.

Aunque las investigaciones hablan de muchos rasgos de personalidad, los aspectos del temperamento son menores en comparación con los rasgos de personalidad. Esto se debe a que el factor determinante para los aspectos del temperamento es cómo reacciona una persona en general, más que cómo reacciona en un evento único. Por ejemplo, en lugar de fijarnos en que alguien suele dar un discurso delante de una multitud, es mejor examinar cómo esa persona pronuncia su discurso (rápido, lento, rígido, estresado), lo que proporciona mejor información sobre su temperamento.

En otras palabras, el temperamento refleja tendencias de la personalidad de manera más amplia que rasgos de personalidad específicos. La forma en que las tendencias conductuales generales se traducen en conductas específicas depende de la interacción de estas tendencias con el entorno en el que crece la persona. Las diferencias individuales de temperamento se pueden observar incluso en los primeros años de vida. Incluso en los primeros días de vida, muchos bebés pueden ser descritos por su entorno como tímido, dócil, hiperactivo o dócil.

Los Aspectos del Temperamento

Según el modelo de temperamento ampliamente aceptado, que se puede aplicar tanto a niños como a adultos, existen 3 aspectos del temperamento:

Emocionalidad

La emocionalidad se refiere a la intensidad y frecuencia de las respuestas emocionales. Por ejemplo, los niños con alta emocionalidad lloran con frecuencia, se asustan fácilmente y se enojan más rápidamente. Como adultos, las personas que se molestan y frustran fácilmente tienen un temperamento de alto aspecto emocional.

Actividad

La actividad se utiliza para describir el nivel general de energía de una persona. Los niños con un alto nivel de actividad siempre están en movimiento o prefieren los juegos activos. Cuando se les pide que se sienten durante largos períodos de tiempo, inmediatamente comienzan a inquietarse y a desesperarse. Como adultos, tienden a ser personas que se ponen de pie, participan en situaciones activas en su tiempo libre y, en general, parecen estar ocupadas.

Sociabilidad

La sociabilidad refleja la tendencia de una persona a vincularse e interactuar con otros. Los niños con un alto aspecto sociable en su temperamento son más extrovertidos y les gusta jugar con amigos. En la edad adulta, las personas que disfrutan de pasar tiempo con otras personas y tienen muchos amigos tienen un aspecto de temperamento muy sociable.

¿Cuándo comienzan las bases del temperamento?

Podemos observar que los bebés no nacen con las mismas características. Algunos bebés lloran con más frecuencia y facilidad, mientras que otros pueden adaptarse más. A algunos bebés no les gusta interactuar con otras personas, mientras que otros pueden responder a la atención de las personas que los rodean de una manera entrañable. El hecho de que podamos observar tales diferencias de temperamento en los bebés refuerza la explicación de que el temperamento está influenciado por factores genéticos.

¿Podemos predecir en qué tipo de adultos se convertirán los niños en función de su temperamento? ¡Hasta cierto punto sí! En un estudio, se midieron los temperamentos de niños de 3 años en una región de Nueva Zelanda y se encontraron tres aspectos similares al temperamento: emocionalidad, actividad y sociabilidad.

Según el estudio, los niños bien adaptados tienen un alto autocontrol y confianza en sí mismos y se adaptan fácilmente a nuevas personas y eventos. Los niños con bajo autocontrol eran más inquietos y se distraían con facilidad. Por otro lado, se observó que los niños tímidos tenían miedo, se sentían incómodos con gente nueva y se negaban a participar en nuevas actividades.

Efectos del temperamento de la infancia en la escuela primaria y la adolescencia

Cuando se examinaron los comportamientos de los niños que participaron en el mismo estudio en la escuela primaria y la adolescencia, se observó que los niños con bajas habilidades de autorregulación tenían problemas como pelear, mentir y tener dificultades para seguir las reglas. Por otro lado, se encontró que los niños tímidos tenían ansiedad y problemas con las relaciones sociales.

Aunque el temperamento de un niño tiene un impacto significativo en el desarrollo de la personalidad, la influencia de las experiencias en la formación de la personalidad es innegable. Por ejemplo, un niño muy emocional tiene más probabilidades de ser agresivo en la edad adulta que un niño sin este temperamento. Sin embargo, el mismo niño puede ser un adulto más armonioso si tiene padres que se preocupan por el desarrollo de habilidades para la resolución de problemas y pueden ser un modelo a seguir en el manejo de las emociones.

Del mismo modo, puede parecer poco probable que un niño con un bajo nivel de socialización se convierta en un adulto con muchos amigos. Pero gracias a unos padres que le guían en situaciones sociales y le hacen sentir seguro, el niño puede convertirse en un adulto con un buen círculo de amigos. En este punto, es importante que los padres reconozcan tanto su propio temperamento como el de su hijo y que guíen y apoyen a su hijo de una manera que sea adecuada a su temperamento y no lo fuerce.

dibujo de dos personas con temperamentos diferentes

Terapia de temperamento y esquemas

Los esquemas disruptivos se desarrollan como resultado de experiencias negativas en la infancia y la adolescencia, como necesidades insatisfechas. Los esquemas son patrones emocionales y cognitivos sobre uno mismo y los demás.

Están vinculados a recuerdos difíciles de la infancia almacenados en nuestra mente y se reactivan en situaciones que desencadenan estos esquemas. Por tanto, las reacciones y decisiones que se toman cuando se desencadenan los esquemas no sólo están relacionadas con la situación actual, sino también con experiencias similares del pasado y su impacto en la persona. Echemos un vistazo más de cerca a la relación entre esquemas, temperamento y experiencias ambientales.

Esquema de timidez e imperfección

Un niño que es tímido por temperamento tenderá a retraerse mucho más si sus padres lo menosprecian y humillan constantemente. Es probable que crezca sintiéndose imperfecto y teniendo una autopercepción negativa debido a la constante vergüenza.

La probabilidad de comportamientos agresivos o evitativos aumentará. Todo esto apunta a un esquema de imperfección. Un niño tímido que es tratado con paciencia y comprensión por sus padres y cuyos padres lo guían gentilmente en situaciones sociales comienza a sentirse más cómodo y seguro en situaciones sociales. Puede aceptarse y amarse tal como es.

Esquema de Cumplimiento y Sumisión

Otro ejemplo es el de un niño bien adaptado. Si un niño con un temperamento armonioso es guiado constantemente por sus padres y el espacio del niño para expresar sus sentimientos y pensamientos es restringido, el niño puede comenzar a ignorar sus propias necesidades y tratar constantemente de satisfacer las necesidades de los demás. Es posible que este niño comprometa y descuide sus propias necesidades en las relaciones que establece en la vida adulta. Estos comportamientos y reacciones indican el desarrollo de un esquema de sumisión.

Por el contrario, un niño dócil se dará cuenta de que no siempre tiene que ser dócil y que no hay nada malo en expresar sus propias opiniones cuando los padres le dan espacio para expresar sus sentimientos y pensamientos. Serán más capaces de equilibrar sus relaciones. Estos ejemplos se pueden multiplicar para todos los esquemas y diferentes aspectos del temperamento.

Como resultado, como en los ejemplos anteriores, nuestro temperamento innato es moldeado y cambiado por factores ambientales. Los esquemas también se forman como resultado de experiencias de vida que interactúan con el temperamento innato del niño.

*Los artículos de nuestro sitio no brindan asesoramiento médico y tienen solo fines informativos. No se puede diagnosticar un trastorno basándose en los artículos. Un trastorno sólo puede ser diagnosticado por un psiquiatra.