No Hace Falta Ser Padres Perfectos: La Crianza Suficientemente Buena. ¿Cómo Debería Criar A Mi Hijo?

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¿Qué es la crianza suficientemente buena?

Ser un padre o madre “suficientemente bueno” significa acercarse a su hijo con sensibilidad, calidez y empatía, estar disponible física y emocionalmente y responder a sus necesidades1. La crianza suficientemente buena, en esencia, crea un entorno seguro para el niño, proporcionándole la certeza de que habrá alguien para cubrir sus necesidades de la mejor manera posible. Criar a un hijo suele aportar una enorme alegría y emoción desde el principio, pero también puede generar preocupaciones. Los padres pueden sentir mucha presión, esforzándose en ser lo mejor posible para su hijo e intentando satisfacer sus necesidades de la manera más perfecta. Además de la crianza, también pueden aparecer estrés laboral, problemas de pareja, preocupaciones por otros hijos o cuestiones personales. Con todo esto, los padres que sienten que deben ser “perfectos” pueden tener dificultades para descubrir cómo lograrlo exactamente. No todas las normas valen para todos los niños; a menudo las cosas se vuelven cada vez más desafiantes para los padres...
ilustración de una madre atenta y suficientemente buena con su hijo
¿Y si os dijéramos que vuestro hijo no necesita perfección, sino un padre o madre que sea simplemente suficientemente bueno? ¿Y si ser “suficiente”, incluso con todas vuestras imperfecciones, es exactamente lo que vuestro hijo necesita? Vamos a explorar juntos qué queremos decir con “suficientemente bueno”.

El origen del concepto de “suficientemente bueno” en la crianza

En la década de 1950, el psicoanalista infantil Dr. Winnicott descubrió, a través de su trabajo con madres y bebés, que quizá no era realmente necesario que las madres respondieran a las necesidades de sus hijos con absoluta coherencia y precisión2. En su investigación, descubrió que cuando las respuestas cubrían aproximadamente el treinta por ciento de las necesidades del bebé, los bebés que recibían cuidados adecuados crecían igualmente seguros y felices. El apego seguro significaba que los bebés podían explorar su entorno con tranquilidad, sabiendo que podían volver a una fuente de consuelo y seguridad con sus padres3. El concepto de “suficientemente bueno” describe a padres que son en general coherentes, cariñosos y, en ocasiones, imperfectos2. Esto permite que el niño crezca de manera individual y desarrolle habilidades para enfrentarse de forma independiente. Winnicott subrayaba que cada comportamiento imperfecto que un padre muestra ayuda a preparar a los niños para las realidades del mundo, un mundo lejos de ser perfecto. Argumentaba que es imposible criar a niños perfectamente preparados para un mundo imperfecto2. En un principio, Winnicott se centró en la idea de la “maternidad suficientemente buena”2. Más tarde, Bettelheim adaptó este concepto a la “crianza suficientemente buena” en su libro del mismo nombre, incorporando así también a los padres4. Bettelheim recalcó que los padres no deberían esperar ser perfectos, del mismo modo que no deberían esperar que sus hijos lo fueran. Creía que la perfección no es un término adecuado para la humanidad4. Lo importante era la capacidad de construir relaciones sanas. Con el tiempo, el término “crianza suficientemente buena” se conceptualizó bajo este paraguas. Años después del trabajo de Winnicott, Woodhouse calculó que el nivel necesario de respuesta a los bebés era de aproximadamente un cincuenta por ciento5. Aunque los padres pudieran ofrecer la mejor respuesta posible a la mitad de las necesidades del bebé, la otra mitad podía no ser tan perfecta. El resultado consistente a lo largo de los años mostró que los padres no necesitaban responder de manera impecable a sus bebés.

Cómo ser un padre o madre suficientemente bueno

Como sugiere la investigación, los padres no siempre pueden comprender ni responder perfectamente a las necesidades de sus bebés. Por diversas razones individuales, físicas o relacionales, puede que no logren cubrirlas de la mejor manera cada vez. Los bebés experimentan pequeñas decepciones y desarrollan resiliencia como resultado2. Aunque en ocasiones sus cuidadores los atiendan adecuadamente, otras veces los bebés pueden encontrarse solos o incomprendidos, lo que les ayuda poco a poco a adquirir la habilidad de calmarse por sí mismos. Es esencial diferenciar que las respuestas desajustadas de las que hablamos aquí no incluyen conductas negligentes que puedan ser dañinas para el niño. Winnicott subraya esta delicada distinción6. La verdadera negligencia queda fuera del marco de la “crianza suficientemente buena” y debe excluirse de este contexto. Cuando los padres no logran comprender o cubrir totalmente las necesidades de su hijo, no lo están descuidando; simplemente muestran interés, aunque de manera imperfecta. Los niños, por su parte, refuerzan y perfeccionan los mecanismos de autorregulación que empezaron a desarrollar cuando eran bebés2. Estos mecanismos les ayudan a enfrentarse a momentos de estrés a lo largo de la vida y a calmarse. De algún modo, estos padres no están creando ni moldeando el futuro de su hijo, sino acompañándole en su camino4. Como los padres no son perfectos, los niños tampoco se ven obligados a serlo. El papel del padre o la madre es equivocarse, hablar de esos errores, esforzarse por repararlos y acompañar a su hijo en la vida lo mejor posible.
ilustración de unos padres suficientemente buenos con sus hijos

Dar espacio a las emociones del niño

En algunos casos, el deseo de ser un padre o madre perfecto puede llevar a acciones que impiden que los niños experimenten emociones difíciles6. Sin embargo, al igual que nosotros, los niños pueden tener experiencias complicadas y enfrentarse por primera vez a muchas emociones. En determinadas situaciones, experimentar estrés puede considerarse normal e incluso necesario para su desarrollo. Durante estos momentos, los padres pueden permitir que los niños vivan sus emociones, acercarse a ellas con curiosidad y respeto, e incluso animarles a expresarlas. Si el padre o la madre no puede hacerlo en ese momento, puede compensarlo después, preguntando o mostrando apoyo, lo que constituye un ejemplo de crianza “suficientemente buena”. Un padre “perfecto” podría tratar de evitar que su hijo sienta ansiedad o enfado, negándole inadvertidamente la oportunidad de experimentar y gestionar emociones negativas1. Un padre o madre suficientemente bueno, en cambio, es sensible a su hijo. Al protegerlo y tranquilizarlo en un primer momento durante emociones intensas, le ayuda a aprender a calmarse solo. Con el tiempo, el niño puede tolerar esperar a que su padre o madre regrese y responder a sus necesidades de manera independiente. Los niños que experimentan pequeños momentos de estrés y se enfrentan a estos sentimientos de manera autónoma al crecer pueden ver poco a poco que las emociones negativas se pueden vivir sin resultar abrumadoras1. Aunque no lo gestionen perfectamente cada vez, ellos, como sus padres, pueden descubrir que ser “suficientemente bueno” es beneficioso.

Cada niño es único

Ser un buen padre o madre no consiste en seguir un único método. Es fundamental recordar que la calidez, la empatía y la capacidad de respuesta deben adaptarse a las necesidades específicas del niño1. De hecho, la cercanía adecuada y las respuestas deben estructurarse desde la perspectiva del niño, no desde la del padre. Esto es válido a medida que el niño crece, da sus primeros pasos y, finalmente, entra en la adultez: el padre o madre suficientemente bueno apoya y tiene en cuenta los deseos y necesidades de su hijo por encima de los propios4. Además, el temperamento de cada niño y el impacto de los acontecimientos vitales en su trayectoria de desarrollo hacen que las necesidades varíen1. Una experiencia de crianza única es esencial al considerar estos factores individuales, incluso dentro de la misma familia para distintos hijos. El mejor enfoque consiste en asumir el deseo de cuidar y actuar dentro del marco de ser un padre o madre suficientemente bueno. Si sentís la necesidad de apoyo en vuestro camino como padres, podéis recurrir a terapeutas online especializados en Hiwell Online Therapy and Counseling. Trabajar con un profesional puede ayudaros a continuar vuestra experiencia de crianza desde la perspectiva de ser suficientemente buenos.

Referencias

  1. Leigh, B., 2016, The ‘Good Enough’ Parent, Centre For Perinatal Psychology. https://www.centreforperinatalpsychology.com.au/good-enough-parent
  2. 2021, Good Enough Parenting, Forest for the Trees Perinatal Psychology. https://forestpsychology.com.au/good-enough-parenting/
  3. Lehigh University, 2019, 'Good enough' parenting is good enough, study finds, Science Daily.
  4. Gray, P., 2015, The Good Enough Parent Is the Best Parent, Psychology Today. https://www.psychologytoday.com/us/blog/freedom-learn/201501/the-good-enough-parent-is-the-best-parent
  5. Woodhouse, S. S., et al., 2020, The role of parenting quality in protecting against the impact of maternal childhood abuse on the developing infant brain, Biological Psychiatry.
  6. Boykin, L., 2016, Good-Enough Parenting, Love and Logic Institute. https://www.loveandlogic.com/blog/good-enough-parenting
*Los artículos de nuestro sitio no brindan asesoramiento médico y tienen solo fines informativos. No se puede diagnosticar un trastorno basándose en los artículos. Un trastorno sólo puede ser diagnosticado por un psiquiatra.

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